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14.5.11

Don't forget.

Solamente con ganas de escribir un poco.
Hay tantas cosas en las que pienso. Cosas que pensé que nunca iba a pensar, cosas que no debería, como cosas sin importancias, o cosas que son demasiado para mi edad, pero como que, está que piense en esas cosas.
Dejando de lado que siempre vivo persiguiéndome por nada, porque soy una idiota y pelotuda grandota, es la verdad, cuando tengo que tomar una decisión, es increíble las vueltas que le doy. Cómo consulto con los pocos amigos que siento que me quedan en el curso, y a partir de esa opinión o respuesta, me decido. No es que me decida, si no que, me hacen sentir segura de las cosas que siento, y es otro punto de vista.
El tema es ese. Toda la gente que conocés, todos tus amigos, inclusive tus familiares y profesores pueden influir mucho en tus decisiones. Por lo menos, es lo que me pasa a mí. Las opiniones de mis amigos son muy importantes para mí porque ellos lo son. Y hay opiniones que quizás me importan un poco más que las otras, les doy otro valor. Es muy difícil despegarte de un grupo, yo lo estoy haciendo por segunda vez, porque se siente tan bien. Es como una brisa fresca, es como darte cuenta de que no todo está perdido, y que no estás tan sola como antes. Es darte cuenta. Es eso. Hay que darse cuenta cuando tu lugar se terminó en un grupo. Y es lo que me pasó a mí. Ya no quiero seguir sufriendo por las mismas pelotudeces una y otra vez, y no quiero seguir torturandome pensando que yo siempre soy la del problema. Y ya no me sentía más cómoda, y como siempre, me escapé. Y es lo mejor que sé hacer. Pero yo no soy cobarde por eso (un poco sí quizás, bastante, sí) pero sería inclusive más cobarde sino me enfrentara cuando las cosas se pongan peores y tenga que decir mi verdad. Y no me voy a acobardar. Ya no más.
Las cosas cambiaron. Y eso está más que bien. Todo cambio, por más malo que sea, tiene que verse como una oportunidad hacia cosas y personas geniales que nunca esperaste que iban a llegarte a vos. Es hora de empezar a vivir mi vida, en serio, y ya no puedo seguir atándome a los fantasmas del pasado. Por más que quiera, por más que quiera seguir sufriendo y sangrando por algunas cosas, para no dejarme de sentir especial y con una historia, es hora de dejar ir a todas esas cosas que me atan a la Leila de 14, 15 y 16 años. Es hora de vivir la Leila de 17, porque, no importa todo lo que pase, ni todas las cosas por las cuáles tenga que pasar y superar, soy fuerte, y mi historia, la que hoy me hizo Leila Villares, a pesar de todo, siempre va a estar conmigo.