So. Ahora qué Leila?
Y, ahora nada viste. Creo que es hora de dejar de hacerme mala sangre, pero ésta vez, for once, and for real. De una buena vez por todas.
Como dije anteriormente, no puedo arreglar la vida de los demás, pero tampoco los puedo cambiar, so.
Lo único que me queda por hacer, es terminar de aceptar que no todo es como realmente queremos en la vida, y que hay que ser felíz con las personas y las cosas que nos tocaron, porque son las cosas destinadas a nosotros, sea lo que sea.
Y se podría decir, que ahora soy una persona bastante optimista, si me comparamos con la Leila de antes, esto creo que ya lo dije acá, pero va bien para ésta entrada, quiero pensar, creo.
Siempre que paso por algún día bajón, pienso en lo mucho que me ayudó escribir, lo mucho que me ayudó este blog. Jamás pensé que iba a terminar así, descubriéndome a mí misma entre las palabras de mi propia conciencia. Y está genial, porque escribiendo me dí cuenta de muchas cosas, que me ayudaron mucho, y que probablemente, sin ellas, no habría hecho el avance que hice hasta hoy.
El tema es que, tengo que aprender a quererme, a amarme, pero lo más importante de todo, es aceptarme.
Sé que hay cosas mías que puedo cambiar, completamente, pero hay cosas que ya forman parte de mi naturaleza, y no importa lo que haga por tratar de esconderlas, siempre van a estar ahí. En mi cara, en mi conciencia, en mi cabeza, y en mi corazón.
So, a tratar de buscar una manera de inyectarme amor, obvio saludablemente che, y de cambiar un poco las cosas, terminar de aceptar el mundo en el que vivo, y las personas en él.
Podría llevarme para siempre, pero no creo morir en el intento.